EL DRAMA DEL USTED

En estos tiempos turbulentos en los que niñez y adultez son despreciados y la gente busca vivir en una eterna adolescencia diagonal juventud, el uso del “tú” y el “usted” se vuelve cada vez más controvertido. O algo así.
Vamos, que la formalidad y la cortesía en el lenguaje es primordial para una sana convivencia en sociedad. Nada nuevo bajo el sol. Es sentido común.
Ahora, podríamos hablar de los protocolos para el uso del “tú” y el “usted” en los países de habla hispana, pero ya hay sendas entradas de blog de gente que sí sabe de lo que habla tratando el tema con mucha más habilidad que yo. Desde luego, esta entrada no busca aleccionar —ese nunca ha sido mi cometido—, sino más bien, es para dar mi opinión en base a mi experiencia y observación. Como siempre están mis redes y la caja de comentarios para discutirlo.
En México, el uso del usted es extendido. Es la forma por defecto. Y tiene mucho que ver con la educación que recibimos desde casa, la mayoría se hablan de usted entre padres e hijos. Por extensión, la mayoría al menos en México, hablamos de usted a una persona: si no la conocemos, si no hay suficiente confianza, si la percibimos con un rango o posición jerárquico mayor, o si queremos expresar nuestro reconocimiento a su dignidad como individuo, aunque tenga un rango o posición jerárquico menor. O lo que es lo mismo, básicamente en todo momento.
Entonces, ¿cuándo se da el tuteo? El tuteo no solo requiere de confianza, requiere del reconocimiento de la otra persona como un completo igual. Así, por ejemplo, el tuteo es común entre amigos cercanos, hermanos, primos o compañeros de colegio o trabajo. Siempre y cuando, reitero, exista ese reconocimiento como igual. Es una cosa psicológica muy rara. Esa clase de cosas que se dan en automático y no se pueden evitar.
Siendo así, ¿dónde está el drama? En las redes sociales, desde luego. Y nos referimos a los usuarios comunes, como tú y como yo, que no somos figuras públicas y no buscamos activamente conservar en buen estado nuestra “imagen”. ¿Cuántos nos hemos encontrado discutiendo con un completo desconocido, de quien no sabemos nombre, edad, profesión, estado civil o color favorito, tuteándolo hasta por debajo de la lengua?
Es un efecto bostezo combinado con un efecto dominó. Esta tendencia es más pronunciada en los jóvenes, en especial adolescentes. Se tutean entre si y tutean a todo mundo, pues asumen que interactúan con otros adolescentes todo el tiempo. No es hasta que reconocen que están hablando con un adulto, que cambian sus formas. Como consecuencia se está creando un nuevo paradigma de comunicación. Es cuestión de tiempo para que el tuteo se generalice, al menos en la red. Y es que las grandes marcas apuestan a los consumidores potenciales, la juventud. Porque si, los niños quieren crecer y ser jóvenes, y los adultos quieren dejar de crecer y ser jóvenes. Y una forma de sentirse joven es consumir mercancía joven, vendida por marcas que explotan esta imagen de “eterna juventud” incluso con algo tan básico como lo es el lenguaje. Solo pon atención a la publicidad, ¿te hablan de tú o de usted?
La barrera protocolaria, al menos en la virtualidad, se desdibuja. Aun las figuras públicas que deberían infundir un cierto respeto y merecer un trato formal, son transformadas en figuras menos formales. Los “jóvenes” suelen anteponer el “título” de “el tío” o “la tía” a aquellos con los que hay una conexión emocional digna de un tuteo, con tendencia incluso al antropomorfismo, ya que suele aplicarse el título incluso a marcas y empresas. Por ejemplo: el tío Netflix.

¿No eres de México? ¿Cómo llevan el tema del tuteo en tu país?
El tuteo definitivamente llegó para quedarse relegando al usteo a un uso belicoso judicial o a un uso fuera de la virtualidad, situación que a cada momento es más escandalosa. Como sea. El tío Ele se despide.