CRÓNICAS DEL ESCRITOR QUE NO GANA EL NOBEL

El fastuoso recorrido del japones, Haruki Murakami, en su kafkiana búsqueda por hacerse de la preciada presea.

Vale, el título obviamente es clipbait. No hay mucho que decir al respecto. El nombre de Murakami a figurado entre los grandes favoritos para ganar el premio desde el año 2010. Ya vamos por el 2021 y, bueno, es un año más que no gana.

A diferencia de otros escritores, siempre envueltos en un halo de misterio, Murakami es un libro abierto. Además de novelas y relatos, ha escrito algunos ensayos, entre los que destacan De qué hablo cuando hablo de correr y De qué hablo cuando hablo de escribir, en los que exhibe su peculiar visión del atletismo y la escritura —sus dos grandes pasiones— además de hablarnos tan ostensiblemente de su vida personal.

Hay que ser justos y decir que sí ha recibido reconocimientos por su trayectoria literaria, como el Premio Franz Kafka (2006), el Premio Mundial de Fantasía (2006) o el Premio Jerusalén (2009). Aun así, la relación del escritor con los premios no ha sido la mejor. Dice el dicho que nadie es profeta en su propia tierra. Murakami no es la excepción. Por difícil que parezca no ha recibido todo el apoyo que se esperaría de uno de los más grandes exponentes de la literatura japonesa. Localmente vive su propio drama al no recibir algunos premios de los cuales también era favorito.

Tenia pensado montarme al tren del “meme”, pero ya muchos lo están haciendo, así que mejor dejo una reflexión. ¿Qué a detenido a la academia sueca de entregarle el reconocimiento a Murakami? Creo yo que es la misma razón por la cual “intelectuales” del mismo Japón no reconocen sus letras como “alta literatura”, a saber, que es un escritor comercial.

La obra de Murakami no se anda con medias tintas. O la amas o la odias. Por ejemplo, aunque obviamente tiene admiradores dentro de Japón, para muchos de los lectores japoneses las letras del autor no reflejan su cultura, ya que están muy “occidentalizadas”.  Y es justo esa “occidentalización”, lo que ha hecho que muchos lectores fuera de Japón encuentren tan interesantes sus letras. Este fenómeno también se puede ver en la subcultura del anime y el manga, con productos utópicos y anacrónicos, muy de la línea del surrealismo de Murakami. Con una obra traducida a más de cincuenta idiomas, Murakami está muy lejos de ser el referente cultural que “brilla” por su activismo humanista, como lo han sido los ganadores del nobel de literatura en los últimos años.

Para muestra un botón, el ganador del nobel de literatura 2021 es Abdulrazak Gurnah. No, yo tampoco había escuchado hablar de él. Pero mira: el escritor tanzano, refugiado en Reino Unido desde 1968, ganó el premio tras diez novelas “denunciando el colonialismo”, un tema super relevante en sus círculos, pero de interés casi inexistente entre los lectores populares, donde la preocupación más grande es llegar a fin de mes y no salir mocho con las cuentas de la tarjeta.

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