AMO (Poema).

Amo que has caído al abismo y tocado el fondo, que tu mejilla se posara en la arena y tu aliento removiera los granos.

Amo que estés llena de cicatrices y heridas abiertas —algunas de ellas para mí—, para hacer mía tu fragilidad —tu ser vulnerable—, y beberme tu sangre y tus lagrimas saladas, lamerlas directamente de tu cuerpo maltrecho.

Amo que tus ojos solo me vean a mí —porque me has convertido en todo tu mundo—, y que solo en mí encuentren un sentido para seguir existiendo —porque ahora tu existencia es mía, solo mía.

Amo la oscuridad de tus ojos, fiel reflejo de tu alma penitente.

Amo tu resignación, cómo soportas el dolor.

Amo tus labios, sellados y rectos, que ya no tienen fuerza para decir nada.

Amo que solo mis manos tengan el poder de levantarte, y que esa decisión sea mía, solo mía.

Amo que ya ni siquiera tengas la esperanza de que te levante —porque eso te hace aún más mía.

Amo que tu piel se erice al tacto —recuerdo de tanto dolor.

Amo que tus oídos solo escuchen mi voz.

Amo que ya ni siquiera lo intentes.

Amo, que a pesar de todo eso, te di la mano y te levanté, sané tus heridas… y te dejé libre.

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